miércoles, 27 de julio de 2011

¿Qué vamos a hacer en un planeta de 7,000 millones de personas? “Jóvenes son un bono o una bomba de tiempo”

Reflexiones para el siglo XXI, en el marco del Evento de Alto Nivel de la ONU sobre Juventudes,NY, Julio 2011.

¿Qué vamos a hacer en un planeta de 7,000 millones de personas?
“Jóvenes son un bono o una bomba de tiempo”

San Salvador, 21 de julio de 2011

Por César Neftalí Artiga Cartagena. Director Ejecutivo de la Asociación Nueva Vida Pro-Niñez y
Juventud en representación de SIGLO XXIII: Paz Sustentable y Grupo “Sin Cuenta” (G50).

Las proyecciones reveladas por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en el
último informe presentado el 11 de julio, en el contexto del Día Mundial de la Población, de que
para el 31 de octubre de 2011 la población mundial en el planeta alcanzará los 7 mil millones de
personas son preocupantes, aún más si tomamos en cuenta que 3 mil millones de esas personas
serán menores de 25 años.
UNFPA destaca los desafíos y los retos que enfrentarán todas las naciones para atender las
necesidades de ese número de habitantes "si no quieren aumentar en miles de millones sus
niveles de empobrecimiento y exclusión".
Se calcula que para el 2015 El Salvador contará con un millón 341,083 personas entre 15 y 24
años de edad, por lo que tendría que centrar la atención en el llamado “bono demográfico” que
representa una oportunidad si es atendido como es debido, tanto en la inversión como en la
generación de experiencias de desarrollo.
“Las presiones para satisfacer la demanda de servicios de educación media y superior, así como la
demanda de cuidados de la salud y de empleo que ejerce este sector de la población se reducirán
progresivamente y de manera sensible a partir de 2015, por lo que es ahora cuando más se
necesita asignar prioridad en el gasto público a la juventud”, dijo Elena Zúñiga, representante de
UNFPA en El Salvador.
El crecimiento poblacional salvadoreño no es significativo desde 1975, cuando se contaba con
cuatro millones de habitantes, esto debido a alta tasa de migración, donde la mayoría de
inmigrantes eran menores de 24 años.
Actualmente, la mitad de las personas de 18 años de edad deja de estudiar y el 56% de los
hombres de esa edad ya forman parte de la población económicamente activa. A la edad de 24
años, el 74% de las mujeres ya han estado embarazadas.
En una entrevista realizada a Leonor Calderón, representante de UNFPA en Guatemala, señala
que las pocas oportunidades de educación e inserción laboral para jóvenes provocan la reflexión
de si los jóvenes son un bono o una bomba de tiempo. Al mismo tiempo considera que si la
población productiva tiene las condiciones para participar en la generación de la riqueza, es un
bono demográfico, porque ello se convierte en réditos para el Estado, pero si no las tiene se vuelve
una bomba de tiempo, por lo cual exhorta a trazar estrategias en este sentido.
El bono demográfico significa que hay una gran cantidad de población joven, la mayor que nunca
antes ha existido, en edad productiva. Esta edad productiva es un bono, porque si es bien utilizada
es una garantía de que gran cantidad de quienes trabajan aportan, tributan, y estamos hablando de
una sociedad que da estabilidad, desarrollo y oportunidades.
Si la sociedad brinda las condiciones necesarias para que esa población pueda insertarse a la vida
laboral, generar riqueza y producir, estamos hablando de una oportunidad de mejorar las
perspectivas, pero si no lo brinda estamos hablando de una auténtica bomba de tiempo.
Este año en el cual se culmina el Año Internacional de la Juventud, la voz y participación de las
juventudes se vuelve trascendental, ya que estas recibirán este mundo con las herencias de las
generaciones anteriores y son las que van a vivir con los aciertos o desaciertos de las decisiones
que los adultos históricamente han tomado. Las juventudes presentes heredan un mundo en caos
y envuelto en crisis económica, financiera, ambiental, alimentaria y social, que destaca
particularmente la violencia extrema, que castiga enormemente a este segmento de población en
los países de América Latina. Y en este contexto, El Salvador es uno de los países más violentos
de la región, con tasas de homicidios altísimas, con victimas menores de 25 años, y estudiantes
asesinados por la lucha de territorios y por el reclutamiento y utilización de los mismos para
actividades delictivas por parte del crimen organizado y el narcotráfico. Aquí en El Salvador, ya
casi llegamos a los 100 estudiantes asesinados/as en lo que va del 2011.
En nuestro país y la región, la bomba esta en activo, y con los costosos programas que se tienen
en mente para trabajar la violencia y las juventudes, no nos parece que se encontraran ni la vida, ni
la paz, ni la convivencia social. La falta de participación de las juventudes en la creación de
políticas y organismos de Estado y gobierno, para atender a las juventudes, no resultará en el
cultivo del bono demográfico, y por tanto en el buen y bien vivir para ellas, ni para la sociedad en
general.
Ante todo lo antes mencionado, se vuelve vital el propiciar el protagonismo de las juventudes como
sujetos de su propio desarrollo, incorporándose en las instancias tomadoras de decisión con
participación real y efectiva en la formulación de políticas públicas y de Estado, que de forma
consecuente logren invertir de forma decidida y proactiva en este tan dichoso “bono
demográfico”. Es esta inversión que brinda una gran oportunidad de construir una sociedad para
las generaciones presentes y futuras que les garantice gozar de un verdadero desarrollo. Es en
respuesta a el llamado de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, a ser solidari@s, a la opción
preferencial por los/las empobrecid@s y a las diferentes formas y expresiones de vida en el
planeta, que nos dará la justicia y la paz ahora y hacia el futuro.

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